140 gr harina normal
140 gr harina de fuerza
2 yemas de huevo
100 gr de agua (si las yemas son pequeñas,un poquito mas de agua)
5 gr de sal
Para hojaldrar:
170 gr de mantequilla
75 gr de harina
Almíbar:
1 medida agua
1 medida de azúcar
1/2 medida de miel
Preparación:
Empezamos preparando la
pasta para hojaldrar, para ello ponemos la mantequilla troceada junto
con la harina y amasamos hasta conseguir una masa homogénea.
Volcar la masa sobre un
film de plástico y formar un cuadrado de más o menos un centímetro de
altura, envolver y dejar reposar en un sitio fresco (es una pasta
bastante pegajosa, te costará un poco).
Lo siguiente es hacer
la masa. Ponemos en un cuenco la harina con las yemas de huevo, la sal,
el agua y empezamos a remover hasta tener todos los ingredientes
“juntitos”. Volcamos sobre la mesa y empezamos a amasar.
La masa es bastante
dura yo la amaso con la Kitchen aid con el gancho y cuesta un poco.
Costará un rato hacer que asimile toda
la harina hasta tener una masa lisa y homogénea pero no hay que
excederse, no interesa amasar demasiado ya que luego terminaremos el
trabajo con el rodillo al dar las “vueltas”.
Poner la masa en el
cuenco, tapar y dejar reposar media hora. Pasado ese tiempo, estirar la
masa con el rodillo (ayudarse con un poco de harina para que la masa
“corra”) y poner encima el bloque de mantequilla que preparamos antes.
Cerrar los bordes, (no
debe quedar mantequilla a la vista) y comprimir con el rodillo, hacer un
cuadrado y meter en la nevera envuelto en film plástico.
Dejar reposar como
mínimo una hora, cuanto más, mejor y empezar con la primera “vuelta”, yo
le he dado tres sencillas y una simple.
La vuelta sencilla se hace estirando la masa con el rodillo y se pliega en tres
partes (como una carta), después se envuelve de nuevo en film y a la
nevera un mínimo de media hora. Si es más tiempo, mejor.
Para hacer una vuelta simple no hay más que doblar la masa por la mitad en vez de en tercios.
Cuando hayáis dado
las cuatro vueltas a la masa, es conveniente dejarla que repose en la
nevera unas cuantas horas, lo ideal es hacerla de un día para otro, pero
si hay prisa la podéis usar antes.
Estirar la masa con el rodillo (en este caso a un grosor de medio centímetro más o menos), cortar en dos piezas iguales y unirlas (una encima de la otra) pintando con huevo batido (yo uso la clara que me ha sobrado) y una pasada ligera del rodillo, debe quedar una plancha de un centímetro de grosor más o menos.
Estirar la masa con el rodillo (en este caso a un grosor de medio centímetro más o menos), cortar en dos piezas iguales y unirlas (una encima de la otra) pintando con huevo batido (yo uso la clara que me ha sobrado) y una pasada ligera del rodillo, debe quedar una plancha de un centímetro de grosor más o menos.
Cortar los mielitos
(yo uso siempre una rueda de cortar pizza y me queda estupendo) de un
tamaño aproximado 5×5 centímetros y hacer un agujero en el centro con un
cortador pequeño.
Pintar con huevo
batido (solo la superficie, si pintas los laterales se pegarán las
láminas y no subirá). Meter al horno, 180º una media hora, si ves que se
tuestan mucho puedes bajar un pelín los grados.
Cuando estén cocidos, sacar del horno y dejar que se enfríen sobre una rejilla.
Mientras podemos ir haciendo el almíbar.
Poner en un cazo una medida de agua, una de azúcar y media de miel y llevar a ebullición, mantener el hervor a fuego bajo durante unos 10 minutos, retirar del fuego y empezar a sumergir los mielitos más o menos medio minuto por cada lado.
Escurrir un poco y dejarlos sobre una rejilla (con una bandeja debajo) para que terminen de escurrir y enfriar.
El resultado de esta receta es espectacular.